Soy Valme García y te voy a contar una historia que podría ser la tuya...
Desde niña me ha gustado la costura. Aún recuerdo cuando venía una fiesta como semana santa, romería, navidades…
Me encantaba traerme los recortes de tela que había por el suelo de aquel taller de costura y que no les servía a la modista. Así empecé en este oficio, vistiendo a mi muñeca Elenita.
Una vez que nos fuimos a vivir al piso y la modista nos pillaba lejos, mi madre comenzó a hacernos la ropa con sus propias manos y su escaso conocimiento de costura.
Cada vez que tenía una duda o quería cortar algo, iba a casa de mi tía Angelita que vivía cerca de nosotros. Mi tía sabía coser y cortar. Ella (mi tía) nos cortaba los modelos y yo disfrutaba al verla.
Luego, mi madre, juntaba todas las partes a base de aguja e hilo. Yo, sin embargo, llegaba a mi piso con algún retal y le metía las tijeras para hacerle la ropa a mis muñecas.
Me las imaginaba que deseaban tanto como yo estrenar su ropa en semana santa o navidades.
Le cortaba sus mangas, sus vestidos y se los probaba una y otra vez. Era mi sueño, quería conseguirlo y jugaba a ser una gran modista, como la vecina de enfrente o mi tía.
Como no me gustaba estudiar y la costura era mi pasión, mis padres decidieron pagarme un curso de corte y confección para poder sacarme el título.
Lo finalicé en junio de 1978 y un año más tarde, con solo 20 años, puse mi primer taller de costura. Allí en la pared del salón, enmarcado, podía lucir mi título.
Quise continuar aprendiendo, y con 27 años, casada y con un hijo de dos, me fui a Sevilla a hacer un curso más avanzado, con el cual me dieron autorización para poder dar los diplomas.
Desde entonces, preparaba a personas para que se pudiesen dedicar a lo que a ellas también les apasionaba, el corte y confección.
Una vez finalizado el curso conmigo, les ponía los exámenes y los mandaba a Barcelona donde lo revisaban y mandaban los diplomas como profesional de esta fantástica profesión.
Cuando pasaron un par de años y la niña se podía quedar con su abuela, fui a terminar el curso del cual solo me faltaba el examen, consiguiendo matrícula de honor.
En el año 1997 y por agregarle algo más a mi trayectoria profesional, hice un curso de diseño de moda. Así ampliaría un poco más mis conocimientos para la costura.
No todo es color de rosa ni sale perfecto por muchos conocimientos que se tenga.
Tengo una anécdota de una falda y un chaleco que le hice a mi madre.
El chaleco era precioso y mi madre estaba encantada.
Al probarse, vi que las mangas le estaban largas y en vez de cortarle a las dos, por error, le corté a la misma dos veces.
Cuando miré el chaleco y pude ver una manga mucho más larga que la otra, comprendí el fallo que había tenido.
Ya no tenía arreglo y tuve que ir corriendo a buscar la misma tela para poder solucionarlo.
Así que si te apasiona la costura, cortar, el patronaje o la moda y quieres vivir de tu pasión estás en el lugar perfecto.
En Clases con arte aprenderás todo el proceso para crear los modelos que más te gusten a tu medida o a la medida de la gente que te rodea, nada de moldes prediseñados a los que hay que añadir o meter en algunos sitios.
Este es tu sitio, te espero.